Fuente: Álvaro G. Devíshttps://valenciaplaza.com/un-bookjockey-para-construir-un-relato-alternativo-de-poblats-maritims

Mar revuelta asoma en la ciudad de València por el distrito de Poblats Marítims. No es algo casual, sino la constante de un zona con idiosincrasia, luces y sombras propias. Un lugar al que el poder ha querido llegar pero cuya naturaleza obrera y popular se ha impuesto siempre. Sus calles, su gente y demás son la materia prima del bookjockei (“un formato experimental en auge durante los últimos años que funciona como una sesión DJ, pero con libros, mezclándolos para crear una historia, invitando al público a sentirlos y disfrutar de ellos”) que proponen los artistas Anaïs Florin Julián Barón y que ya está disponible en YouTube. Una pieza de 15 minutos que explora la imagen y el discurso por el que ha ido transitando el barrio a través de 36 referencias.

La pieza, surgida por iniciativa de Siroco Cultural y Jorge Alamar, nace de la idea de reflexionar sobre Poblats Marítims a través de la fotografía. Para ello contaron con Barón, que ya ha fotografiado en varias ocasiones el barrio del cabanyal, y Florin, que si bien ha sido su primer bookjockei, ha apoyado toda su obra artística en la defensa del territorio en general y en València en particular. “Si hubiera un Tinder artístico, Julián y Anaïs harían un match”, sentencia Alamar.

Los dos empezaron buscando en sus fondos personales, pero también en otros como El Punt, para cohesionar un discurso con el que meterse mar adentro sin apenas darse cuenta. Para ello, juegan con la propia metáfora de las olas para hacer subir y bajar los libros en una especie de marea. “Queríamos sentirnos dentro del mar, y desde ahí meternos en el barrio del Cabanyal, el más atosigado y -a su vez- el símbolo de la resistencia vecinal”, explica el fotógrafo.

Mar revuelta

Foto: SIROCO CULTURAL

Más allá de simples fotolibros, el bookjockei lo conforman fanzines, libros académicos, folletos promocionales, cómics, fotografías amateur o recortes de períodico: “Nos hemos querido fijar en relatos más periféricos porque esas historias tienen una profundidad y una entrega muy interesante a todos los niveles”. En este sentido, señala que “no encuentra diferencia o más utilidad en la fotografía de Robert Frank que una página del fanzine de Cabanyal 2005. Nos cuentan cosas similares, aunque estén espaciadas en el tiempo. El trabajo de Anaïs y el mío es tener un orden pero liberar mentes cuadriculadas”.

La historia del Marítim empieza siendo la de un barrio periférico normal, pero su devenir político y la consecuente respuesta popular lo ha convertido en “un icono contemporáneo a la altura de Joan Fuster y otras personalidades de nuestra historia que nos han dejado un aprendizaje y un legado sobre cuestiones como el compromiso, la resistencia, la comunidad, la lucha o la generosidad”, según cree Jorge Alamar, director del proyecto. Un relato colectivo que además, “va en una dirección diametralmente opuesta a los valores que rigen actualmente en la sociedad”. En este sentido, entienden esta pieza como “un trabajo más hacia la divulgación de la lucha de estos barrios durante años”. Los libros que se ven hablan de la idiosincrasia del lugar, de las personas que lo habitan y de cómo estas han construido una cultura propia, de naturaleza mediterránea, ahora amenaza por el yugo de la uniformidad occidental. Desde el trabajo de Ana Penyas a través de sus cómics, hasta la investigación de Mati Martí en los terrenos del circuito de Fórmula 1, pasando por los panfletos y fanzines que intentaban hacer pedagogía para contar que el barrio se asomaba a su destrucción.

El discurso de este bookjockei a través del tiempo es que este salto en el imaginario visual marcado por la política no puede depender sencillamente “del discurso de que antes el Cabanyal qué mal estaba y ahora ya está mejor”, porque de hecho “el problema sigue estando ahí, y donde antes amenazaba una prolongación, ahora está la gentrificación”, apunta Alamar. Por otra parte, el mismo dice estar “cansado” de la coletilla de que “València vive de espaldas al mar”: “eso ya no es así, y basta con pasear y ver la vida que hay en los barrios del Marítim para entender mejor la ciudad”.

¿Es extrapolable este trabajo a otros barrios en lucha? Muchas otras zonas de València como Benimaclet o El Carme también forman parte de esa oposición a su deshabitabilización, lugares con una historia pero sobretodo un vecindario y una convivencia que mantener. “Este tipo de iconos, como es el Cabanyal, son faros que iluminan y que son fácilmente extrapolables incluso a nivel internacional”, opina Jorge Alamar; “por eso es importante que, más allá de las publicaciones de tapa dura, los fanzines, autopublicaciones y fotografías de carácter popular se conserven, para poder guardar y armar un discurso alternativo”, suma Barón.